Este edificio se utilizó como ubicación para la filmación de la película 007 Specter…
En la zona con más placas por metro cuadrado de la ciudad, ésta destaca.
A diferencia de la que está en la casa de Hernán Cortez o la primera imprenta del continente, documenta un hecho muy reciente. No se requirió de una investigación histórica para su colocación. Es, más bien, una estrategia para justificar el exorbitante precio de los molletes del restaurante que la puso sobre su fachada amarilla.
Aun así, al pasar por ahí los líderes de los rebaños de pantalones cortos señalan orgullosamente al edificio y explican, ante extranjeros atónitos, que en aquel mismísimo lugar el agente británico inventó una tradición mexicana.
Por suerte, somos malinchistas. Si cada filmación nacional tuviera su placa, ya no habría fachadas donde colocarlas. Mientras escribo esto, una caravana de camerinos, equipos eléctricos, baños portátiles y bodegas con vestuario hace camping en una calle cercana a mi casa.
El resultado de la constante presencia cinematográfica: uno sale a pasear a cualquier hora del día para toparse con a) campesinos revolucionarios en sarapes y sombreros de paja, b) dandis pachucos en convertibles setenteros o c) acróbatas con abdómenes de lavadero y melenas estilo Yanni dentro de esferas de vidrio flotantes.
La filmación va de lo genérico a lo transgénero. La esquina de antros gays cerca de la recién nombrada Plaza de James Bond (alias “la del Caballito”) es el paisaje perfecto para una estética queer. Durante semanas ahí vi a atletas con ropa de una conocida marca deportiva recargarse “informalmente” sobre muros grafitados para lograr de esta manera un look muy urbano.
No son los únicos. El otro día venía pensando en mis pendientes cuando de pronto frente a mí una mujer escotada se reclinó provocativamente sobre una columna y, más adelante, un güey de chaqueta de piel con las manos en las bolsas miraba intensamente hacia el infinito. Por alguna razón, estos glamour shots se dispararon, valga la redundancia, durante Semana Santa. Alguna relación habrá entre la tortuosa Pasión de Cristo y aquel calvario de las vanidades.
Lo más meta es cuando los transeúntes les toman fotos a los fotógrafos. Por lo general dichos hombres-cámara gravitan hasta la calle de Madero, donde se pierden en la marea humana, que no cesa de apuntar. A las esculturas humanas, por ejemplo: aquel omnipresente elemento del mobiliario urbano. ¿Quién les provee de pintura a éste séquito internacional de la inmovilidad? ¿Dormirán sus integrantes sobre sábanas metálicas, para no mancharlas?
Una vez esperaba a ser atendido en la cola de la farmacia de un Sanborns cuando ¿a quién vi tras de mí? ¡Ni más ni menos que a Emiliano Zapata: sus relucientes bigotes, escopeta y chaleco de cartuchos! Solo hasta que salí a la calle, abrazando mis recién comprados sprays nasales, extasiado por aquel histórico roce, me pregunté: ¿qué achaque tendría el líder morelense de la revolución? ¿Indigestión? ¿Pie de atleta?
Desde entonces lo he visto ya varias veces, arreglándose su fusil y su bigote, trotando apresuradamente rumbo a su estante. Surge, pintado de pies a sombrero, de un edificio que aparenta ser un estacionamiento, pero debe de ser un portal al inframundo.
Pues de esa misma entrada aparece un batallón de organilleros dispuestos a librar su batalla cotidiana contra todos los que no podemos cerrar nuestras orejas. En aquel bastidor deben de trazan sus infernales estrategias aquellos esclavos uniformados de la manija rotatoria. Y pienso que incontables personas verían su salud mental beneficiada si, de pronto, se dejara de escuchar en cada esquina de este territorios las desquiciantes y repetitivas versiones tubulares de “México Lindo y Querido”, “Paloma”, o los éxitos de ABBA.
Pero me rehuso a revelar su ubicación, no quiero ser cómplice de nada.
Gracias Alan. Trabajo excelente con solo 10 párrafos. Cuando leo tus reflexiones, pienso en la relación entre la industria moderna de media y nuestras tradiciones culturales. Pienso en la(s) razón(es) que malinchismo sigue una realidad en Mexico 2022. Pienso en lo que Nacho esta destacando--la naturaleza de y si y como el mexicanismo es el base para surrealismo urbano especifico de la CDMX. ¡gracias y bravo!
Me hicieron reír mucho tus descripciones, podía vivir el momento exacto de nuestro querido México surrealista #méxicomágico