La Pirámide del Adivino.
El sol me azotaba la cara. Al ver abajo sentí vértigo: desde la cima la escalinata parecía una rampa. A lo lejos la estepa yucateca, cubierta de jungla. Mis padres estaban petrificados. Su hijo de diez años había trepado como gato. Veían desde abajo como tentaba su suerte con cada escalón. Yo era un Indiana…