Cuando por fin llegó al restaurante mi jefe ––un señor pelón de casi sesenta años––hizo un sonido gutural, abrió su boca, y, apuntando hacia ella con el dedo índice, me dijo: “Sorry for the delay. I was at the dentist. Chipped my tooth.” Eran las nueve de la mañana. Yo llevaba más de una hora esperando. Me había costado despertarme. El metro, llenísimo. El clima, del carajo.
Contra Crossfit y Bikram
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Cuando por fin llegó al restaurante mi jefe ––un señor pelón de casi sesenta años––hizo un sonido gutural, abrió su boca, y, apuntando hacia ella con el dedo índice, me dijo: “Sorry for the delay. I was at the dentist. Chipped my tooth.” Eran las nueve de la mañana. Yo llevaba más de una hora esperando. Me había costado despertarme. El metro, llenísimo. El clima, del carajo.